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¿Cómo debe ser una dieta de adelgazamiento?

Cada vez son más las dietas que se hacen famosas por uno u otro motivo. Desde la más sencilla como la de tomar un solo alimentos, pongámosle la conocida dieta de la piña, a las más rebuscadas que aparte de disponer de un listado de alimentos buenos y malos condicionan a  las personas a realizar “rituales” de lo más variopinto, como ducharse con agua fría para quemar más kilocarías, por poner un ejemplo.

La obesidad es una enfermedad crónica condicionada por varios factores y por lo tanto no sólo debemos abordar la pérdida de peso con una terapia alimentaria, sino que debemos tratar otros aspectos relacionados con los estilos de vida, la actitud ante la comida, la actividad física, las costumbres, los gustos, el saber enfrentarse a situaciones del día a día que hacen decantarse por alimentos menos sanos…sin olvidar que el éxito es consecuencia del establecimiento de unos hábitos de vida saludable.

No existen alimentos buenos ni malos sólo dietas correctas e incorrectas. Los requerimientos nutricionales debe adaptarse a las necesidades de cada persona en función de:

  • La edad.
  • El sexo.
  • El grado de actividad física.
  • Estado fisiológico etc.

Ni que decir tiene que por muy calibrada que ésta se presente si no contempla unas las siguientes premisas, está condenada al fracaso; la dieta debe ser variada, agradable, suficiente y adaptada.

Una dieta hipocalórica equilibrada es aquella que permiten alcanzar un balance energético negativo para conseguir el propósito de bajar de peso, pero que a demás debe seguir suministrando igual cantidad de micronutrientes que los recomendados para la población general y cumplir los criterios de calidad nutricional exigibles a cualquier otra dieta. Desgraciadamente, uno de los nutrientes que se ve más afectado por dietas que “pretenden” ser hipocalóricas reducen, sin motivo justificado, el aporte total de hidratos de carbono.

Respecto a este hecho, el consenso de la FESNAD-SEEDO establece que en una dieta de adelgazamiento el porcentaje de éstos debe suponer un 45-55% del aporte calórico total.

Recomendaciones nutricionales para la prevención y el tratamiento del sobrepeso y la obesidad en adultos (consenso FESNAD – SEEDO)

Una vez conocidas las necesidades y las características de la persona, es importante determinar y pactar la perdida de kilos, manteniendo un objetivo realista, y teniendo presente los beneficios a nivel de salud que se consiguen con una pérdida y mantenimiento de peso de un 5-10% del peso inicial.

Para llevar todo esto a cabo una de las recomendaciones en las que se debe incidir es en dividir la ingesta alimentaría en diferentes tomas evitando de esta manera la sensación de hambre y evitar el temido picoteo.

Distribución de las tomas sobre el aporte energético total diario:

•      Desayuno: 20-25
•      Media mañana: 5-10%
•      Comida: 30-35%
•      Merienda: 10-15%
•      Cena: 25-30%

En resumen: Una dieta ajustada en  nutrientes en función de las características de la persona, variada y satisfactoria ayuda a la persona a la mejor adhesión a la nueva pauta alimentaria, a la pérdida e peso y posterior mantenimiento de éste.

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